La colitis ulcerosa (CU) es una enfermedad inflamatoria crónica del intestino, que afecta principalmente al colon.1,2 Aunque puede presentarse a cualquier edad, tanto en hombres como en mujeres, hay una mayor incidencia entre la población de 25 y 40 años.3-5 En España, aproximadamente 8 de cada 100.000 personas son diagnosticadas de CU al año.6 Es decir, casi 4.000 personas la padecen hoy en día y la mayoría tarda al menos tres meses en consultar los primeros síntomas con su gastroenterólogo.6
Actualmente, se desconocen cuáles son las causas específicas que provocan la CU, pero parece ser que tanto la carga genética, como la composición bacteriana del microbioma intestinal pueden estar implicadas.2 Es una enfermedad inflamatoria con características autoinmunes, en la que el sistema inmunológico erróneamente identifica como antígenos algunos microorganismos del microbioma causando inflamación y úlceras en la mucosa intestinal.7
La disbiosis, o alteración del microbioma, en pacientes con CU provoca una respuesta inmune anormal, que permite el crecimiento de bacterias patógenas.8,9 Dicha exacerbación del sistema inmune conlleva la pérdida de integridad de la barrera epitelial del intestino. De esta forma, se incrementa la permeabilidad intestinal, facilitando la trasvasación de patógenos, antígenos y endotoxinas hacia la capa más interna de la mucosa y el sistema circulatorio, pudiendo causar daños sistémicos.7,9,10 De la misma forma, se inicia una tormenta inflamatoria que desencadena el reclutamiento de células inflamatorias hacia el intestino, donde se activan, y contribuyen al desarrollo de la inflamación crónica.11
Teniendo en cuenta que la CU afecta tanto al colon, como al recto, sus síntomas principales son la diarrea con sangrado, el dolor abdominal y aumento del número de deposiciones. Todo ello, como consecuencia de la inflamación de la mucosa intestinal y la formación de úlceras.2,7
A menudo, la CU puede confundirse con el síndrome del colon irritable y retrasar su diagnóstico.12 Sin embargo, iniciar un tratamiento eficaz es de vital importancia para evitar el daño permanente del epitelio intestinal y prevenir la aparición de enfermedades más graves como el cáncer de colon.1 De hecho, hasta un 17 % de los pacientes afectados con CU no sobrevive, siendo el cáncer colorectal la principal causa de muerte en este grupo.4 Por ello, se diagnostica por combinación de anamnesis, exámenes físicos, pruebas de laboratorio y endoscopias con toma de biopsia.13
Actualmente, la CU puede tratarse con fármacos sistémicos, corticosteroides, inmunomoduladores, medicamentos biológicos, pequeñas moléculas y con cirugía colorectal.1,2
La estratificación de pacientes de CU puede realizarse a partir de la clasificación de Montreal que distingue por extensión y severidad de la enfermedad:14
Clasificación de Montreal de la colitis ulcerosa | ||
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Extensión | E1: Proctitis ulcerosa | Afectación limitada al recto (no supera la unión rectosigmoidea) |
E2: Colitis izquierda (o distal) | Afectación limitada al colon izquierdo (no supera el ángulo esplénico) | |
E3: Colitis extensa (pancolitis) | Afectación más allá del ángulo esplénico | |
Gravedad | S0: Colitis en remisión (silente) | Enfermedad asintomática |
S1: Colitis leve | Cuatro o menos deposiciones al día (con o sin sangre), sin fiebre, leucocitosis, taquicardia, anemia, ni aumento de la VSG (Velocidad de sedimentación) | |
S2: Colitis moderada | Criterios intermedios entre leve y grave, con signos de afección sistémica leves | |
S3: Colitis grave | Seis o más deposiciones diarias con sangre, fiebre, leucocitosis, taquicardia, anemia y aumento de la VSG, a menudo con afección sistémica grave (toxicidad) |
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